jueves, 8 de abril de 2010

Recuerdo aquellos tiempos de tu piel cuando yo era solo un diminuto molusco en las soporíferas cavernas del amor. Las corrientes de aguas indecisas terminaron por erosionar mis alas de una forma tan cruenta que ya ni distingo donde termina mi cuerpo y empieza mi alma. ¿Será que el espejocuchara no sabe de aguas vertiginosas o es este desmembramiento algo que irremediablemente tenia que suceder? Me disgrego, sin dolor Pero el espasmo es inminente Me burbujea en la gargantacorazón hasta la savia de la médula. Brinco. No más clepsidras equivocadas, No más incienso anticipado en los pespuntes Solo luz Un montón de luz por todos lados Emergiendo de mi tórax a imposible velocidad Como agua hirviendo Como el sol de los que esperan toda la noche.